En el día del amor
Por: Julián Puig Hernández .
Teresa Hernández Rodríguez nació el 14 de febrero de 1988 y contrajo nupcias justo un Día del amor con Orlando Batista Baldemira, quien seleccionó, previo acuerdo con ella, esa fecha, como muestra de lealtad y cariño.
De esa unión nació Orlando Alberto (Orlanditín), quien tiene 3 años y constantemente besa la inmensa panza de su mamá donde hay una niña, que será su hermana y se llamará, según él, Maitecita, porque él quiere mucho a su abuela, Maité.
Mientras, Teresa estudia Comunicación Social, funge como Trabajadora Social en el municipio de Puerto Padre y su esposo cursa el Cuarto Año de la carrera de Pedagogía en el Instituto Pepito Tey, de la ciudad de Las Tunas.
Historias de amor interminables andan por todos los países, no importa la raza, credo o tendencias políticas, porque se trata de un sentimiento que va mucho más allá de las prácticas comunes del ser humano.
“Sólo el amor penetra”, sentenció sabiamente el Héroe Nacional José Martí y en las Santas Escrituras reza: “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla”.
El filósofo alemán Gottfried Leibniz, por su parte en 1673 dijo “Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad”
En esta ocasión tan especial, el Día del amor, sirvan las dos mitades del corazón, Teresa y Orlando, para significar las parejas que especialmente hoy dignifican un sentimiento que rompe fronteras y abre espacios de comprensión entre la especie que determina la existencia de la humanidad: el ser humano.
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