Cautivo del encanto marino
Por: Julián Puig Hernández.
El encanto del mar en El Boquerón despertó el genio que, durante cinco años, tenía dormido Elder Laurent Rodríguez (Las Tunas 1967/ San Agustín de Aguarás, Holguín).
Hizo filas en la Asociación Hermanos Saíz a mediados de los noventa del pasado siglo y desde allí participó en el evento Fausto Cristo que le permitió un crecimiento espiritual que aún no se le ha detenido; pero también hizo magisterio en la ESBU Juan Manuel Romero, donde fungió como profesor de Educación Plástica.
Esta muestra es fruto del galopar indetenible de la creación, inercia de ese nerviosismo que sólo fructifica en los verdaderos creadores, y andan los maderos desnudos de virutas, para dejar abierto el camino de las olas que albergan la mística fauna marina, tan diversa y rica como el universo mismo.
Con mucho cuidado andan los enseres quitando lascas aquí y allá, sacándole brumas a la imagen divina que se esconde. No se puede golpear fuerte pues se corre el riesgo de malograr la pieza y en esa constante porfía pare el ácana y todos vienen a ver, sobre la mesa primorosa, una criatura que nos cuenta, sin el hablar vulgar, su historia refinada.
Tiene dispuesto siempre Élder, un madero de recalo, presto a develarnos el misterio o lo común que sobre la mar se dice.
