La sede culinaria y el Día de las madres
Julián Puig Hernández.
Para este próximo domingo, Día de las madres, tenemos la sorpresa de que la sede de la Asociación Culinaria abrirá sus puertas con una oferta variada de platos, lo cual constituye un alegrón para los que en ocasiones especiales optamos por salir de las nimiedades.
Desde que se puso en auge el Trabajo por Cuenta propia, un grupo importante de Paladares desarrollan iniciativas con el propósito de atraer clientela y si a esto le sumamos los establecimientos estatales, podemos afirmar que disponemos de un abanico de opciones gastronómicas aceptable.
Este centro, el de la Culinaria, va en ascenso porque carece aún de importantes recursos, lo cual no le permite asumir la cantidad de público que pudiera, pues en honor a la verdad, el lugar lo amerita y la preparación profesional de quienes laboran allí no permite dudas; sin embargo todavía no han podido solucionar la humedad en las paredes, pese a las reiteradas ocasiones en que han tenido que pintar. No obstante, ahora, nos parece afortunado aplicarle un tapiz, de manera que se observa un mejoramiento estético en el local.
Otro de los contratiempos de la sede culinaria está en los insumos, que resultan insuficientes. En este particular debe consignarse que los maestros de cocina optan por tener los mejores platos y cubiertos, pero también los enseres de cocina necesarios y útiles, al tiempo que los exactos porque no es prudente andarse con improvisaciones.
Atenta, además, contra el buen desempeño, la carencia de neveras para guardar mayormente cárnicos y tenerlos frescos a disposición del cliente; no obstante hacen algún que otro servicio, para ocasiones especiales, como es el caso de este próximo domingo, día de las madres.
Desde que abrieron la convocatoria, ayer, ya hay muchas personas interesadas en reservar allí y no será posible atenderlas a todas, lo cual es una pena; sin embargo esto será una manera de monitorear el desempeño de la sede Culinaria y entonces, con ese pequeño estudio de mercado, proyectarse para contiendas venideras.
Todos sabemos de las bondades que tiene ese mar enfrente, invitando a permanecer hasta bien tarde, en jornada de placer como merecen las ocasiones especiales.
Pero no será sólo la sazón de las comidas, que es buena indiscutiblemente, también está el trato afable que nos deparan allí, lo cual refuerza la complementariedad del servicio.
En suma, con la pujanza de la sede de la Asociación Culinaria, los demás centros de la gastronomía, particular y estatal, tendrán que emplearse a fondo para ganarse un espacio en la preferencia de un público que sale en masas cuando hay días tan especiales como el de Las Madres.
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