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Puertopadrense

Caluroso verano 2012

Caluroso verano 2012

Por: Julián Puig Hernández.

Aún con los insistentes llamados a protegerse del sol, a través de los diferentes medios de difusión, la gente acude a la playa y tiene a poco, la mayoría, de cuidarse de los rayos con perpendicularmente caen sobre la piel de los veraneantes.

En honor a la verdad, no pocos usan todo tipo de ungüentos para protegerse, ya sean de fabricación industrial o puramente naturales; pero hay otros que se proveen de enguatadas de lana y la pasan de maravillas zambullidos en las aguas transparentes y azules de la costa atlántica del municipio de Puerto Padre.

No faltan, tan poco, quienes prefieren darse el chapuzón a partir de las seis de la mañana y están ahí, sumergidos hasta el cuello, por espacio de cuatro horas; luego renuevan esa sed de baño salitrero a las cinco de la tarde y permanecen hasta el anochecer y no pocas veces un poco más tarde.

Lo novedoso de este verano en las playas puertopadrenses está en que, a tono con las exigencias medioambientalistas, de recuperar la duna y salvaguardar los bienes estatales y particulares, ya se acometieron acciones de demolición en algunas entidades prestadoras de servicios, sobre todo gastronómico. Costa Brava, que estaba justo a la orilla del mar, ahora dispone de una nueva sede, pero cinco centros de la firma Caracol debieron alejarse de sus predios tradicionales, así como la pista de baile de Los Pinos y la cafetería Sol y Mar. Igual suerte sufrieron algunas casas de visitas de entidades gubernamentales.

Esto ha sido de gran provecho sobre todo para la cantidad siempre creciente de trabajadores por cuenta propia quienes sin lugar a dudas, tienen las principales riendas de las prestaciones y eso no está mal.

Sólo falta, para nuestro gusto, mejorar la visual de estos rústicos centros temporales, imponer normas que salvaguarden la recreación de un amontonamiento de propuestas que frisa lo anarquista.

No obstante, hemos notado en esta versión veraniega una mejor limpieza en las arenas, que tradicionalmente son presas de escombros como cáscaras de melón y mamoncillos, tuzas de maíz, cajas y otros desperdicios que no siempre van a los cestos habilitados para tales efectos.

De todas formas es un verano, caliente en todos los sentidos y, sobre todas las cosas, muy cubano.

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