Mortalidad infantil es libertad plena
Por: Julián Puig Hernández.
Nuestra provincia logró en el 2008 la más baja tasa de mortalidad infantil de su historia (2.7 fallecimientos por cada mil nacidos vivos). No es casual, se trata de un programa que es fiscalizado concienzudamente y donde intervienen múltiples factores.
Primero que todo existe una cultura en la población sobre cómo deben actuar las embarazadas. Sin eso el riesgo es indiscutible; pero llegar a ello exigió tiempo y pericia. Las direcciones de salud en los municipios, de conjunto con organizaciones sociales, como los CDR (Comité de Defensa de la Revolución) y las FMC (Federación de Mujeres Cubanas), han contribuido indiscutiblemente en el empeño porque son las que tienen más incidencia en la familia.
Otro factor vital es contar con el consultorio médico en cada barrio donde son controladas las embarazadas para darle seguimiento profesional.
También están los hogares maternos (la provincia cuenta con 18) pues allí se internan las gestantes con riesgo de algún tipo.
Deben mencionarse, por supuesto, los hospitales y los policlínicos, que tienen especialistas, garantes del éxito.
El servicio gratuito de atención médica es un lujo que no todos pueden darse y mantenerlo cuesta mucho esfuerzo del pueblo, porque indiscutiblemente es el que hace la contribución, pero también está la voluntad política de lograrlo.
Si sumamos a ello, estar en un país subdesarrollado y, además, bloqueado por la más grande potencia que ha tenido el universo; entonces el éxito tiene mayor mérito.
Cuando se hable de libertad no puede soslayarse la atención y asistencia médicas; además, cuando esa libertad es plena, entonces pueden medirse los valores humanos, no sólo de quienes se forjan en ella, sino de los que día a día ven con celo el desarrollo de este proyecto social, formado en la virtud.
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