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Puertopadrense

La existencia hipotecada

La existencia hipotecada

Por: Julián Puig Hernández.

 

Hay una hambruna advertida que emerge estrepitosamente en diferentes latitudes del planeta. Comenzó a gestarse ante la indiferencia de los creadores de causas, pero ha podido más la vanidad que el raciocinio.

Mientras las despensas de los ricos permanecen saturadas, los espacios de los pobres cada vez son más menguados. No saben, esos rostros cadavéricos que andan a duras penas, las esencias de sus males: tal vez ignoren, incluso, sobre la existencia de males, para saberlo necesitarían conocer otro polo y establecer comparaciones; pero no han tenido, siquiera, esa referencia.

Lo cierto es que los suelos están envenados, junto con los aires y las aguas. Lo que resulta incongruo es que paguen, a la postre, las víctimas. Los sin autos ni calefacción o aire acondicionado, los que miran, desde bien lejos, las altísimas chimeneas teñir los cielos.

Ante todo, humano es vivir y no sobrevivir. Se necesita comer, de manera elemental, luego tener abrigo y amparo. Después vienen los atributos sociales, los que hacen posible desarrollarse en comunidad. No hay que andarse con dictámenes descontextualizados, vistos desde el cómodo prisma con que se valoran los intereses de clases y no de la humanidad.

Ya hay pueblos lanzados a la calle, exigiendo una cuota de pan; no ya los de siempre que deambulan desiertos, con el rostro saturado de moscas, sobreviviendo en una podredumbre cada vez más ahogante. Se trata de los conocedores de las causas, esos renuentes a dejarse matar, los que sobre un pedestal de dignidad, exigen lo que se les ha negado. No obstante siguen los oídos sordos, las justificaciones en sus mismos fueros; pero ya verán sus jardines marchitos, la depauperada fuerza que hace posible sus vienes, abdicar ante la barbarie. Entonces comprenderán que sus autos no andan con etanol, sino llenos de existencia hipotecada.

 

1 comentario

Melany -

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