De nuevo en la trinchera, Chávez
Por: Julián Puig Hernández.
Hugo Chávez regresó a su patria, de donde nunca se había ido. Parece una paradoja y no lo es. Cuando se tiene muy dentro algo tan querido resulta imposible alejarse por más que lo intenten los pies.
Nos regaló, la víspera del Día del Amor y la Amistad, una fotografía con sus hijas, abundando una sonrisa tan franca que no mereció dudas y los de la ultraderecha, empecinados en vaticinios funestos, debieron aceptar la evidencia.
Ahora está allí, en plena trinchera, junto al inmenso pueblo que lo sigue, recuperándose de una dolencia que no ha podido amedrentarlo.
Y su mano firmará los presupuestos que abrirán los caminos a la emancipación venezolana.
Y su voz, profunda y viril, alentará a las multitudes rojas, que levantarán el puño fundido en uno solo.
El caballo de Bolívar, impetuoso y fiero, cabalgará con su nuevo paladín a cuestas, desafiando cualquier tempestad, venga de donde venga.
Latinoamérica, la nueva, anda gozosa por estos días, porque el continente bronceado encuentra el camino que se le había negado y en este engorroso, pero fructífero andar tiene un comandante bienhechor que hace del verbo flor y metralla.
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