Los cinco y la inmensa estatura de hombre nuevo

Por: Julián Puig Hernández.

La fe puede mover montañas, en las más difíciles condiciones, mediante ese inaudito acto, los hombres enfrentan al destino y reciben como premio, cuando la fe los acompaña, el triunfo que es, en suma, la virtud.

Desde hace casi tres lustros, cinco hombres sufren injustas condenas en los Estados Unidos por el sólo delito de luchar contra el terrorismo. Desde distintas prisiones de ese país, mantienen bien alto, la ideología que los condujo a penetrar y monitorear las acciones violentas que, desde ese país, se fraguaban contra el pueblo cubano.

Cada día los movimientos de solidaridad, creados en todo el mundo, van aunando más compañeros que se pronuncian por su pronta liberación y desarrollan distintas iniciativas que persiguen tan noble propósito.

Gerardo, Antonio, René, Ramón y Fernando sufren los rigores del encierro y muchas veces, son obligados a permanecer en el hueco, que es el sitio más tenebroso creado por sus carceleros, y lo hacen para subyugarlos, doblegar su voluntad que no claudica.

No hay en sus conductas una mancha, se mantienen firmes aún cuando el túnel por donde andan las distintas iniciativas judiciales para lograr su libertad, parece interminable.

Desde allí, desde esa aparente soledad, escriben cartas, hacen chistes, inventan historietas que iluminan el rostro de los alicaídos, y constituyen un ejemplo imperecedero para las nuevas generaciones de cubanos y de ciudadanos del mundo, dispuestos a darlo todo por hacer del planeta un espacio para vivir en paz y armonía.

Ellos mismos se liberan mediante su fe, desde la inmensa estatura de hombre nuevo.