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Un corazón late insistentemente en el oriente cubano

Un corazón late insistentemente en el oriente cubano

Por: Julián Puig Hernández.

La solidaridad humana no es alimento a la retórica, es algo tangible y debe salir a la luz en los momentos más difíciles, como algo conmensurable, que pueda vislumbrar la naturaleza misma de las personas.

Durante estos días, esta solidaridad ha quedado demostrada en nuestro país tras el paso por la región oriental cubana del Huracán Sandy, cuya huella marca pautas en la historia de la región pues deja atrás otros eventos meteorológicos y se entrona como algo perturbador.

Cientos de miles de personas de otras regiones de Cuba acuden allí con diversas funciones, nadie los obligó a hacerlo, porque forma parte del deber elemental que alimenta la idiosincrasia del cubano.

Mayormente en Santiago de Cuba y en la región Este de la provincia de Holguín llegan brigadas de electricistas que laboran desde el mismo arribo, no hay descanso, sólo una meta que cumplir con premura. Igual ímpetu traen los trabajadores de la Empresa de Comunicaciones, sustituyendo o empatando cables complicadísimos por donde fluyen las voces, los datos, el informe diario y sistemático.

Por los ferrocarriles vienen las cargas de materiales de la construcción, que son los que proveerán de techo y paredes a los que las perdieron, pero también está la manera de activar la infraestructura institucional que hace posible la vida económica y social de la región.

Es un hervidero de personas, viviendo en campaña, con la única comodidad de tender una mano amiga a quienes la necesitan, con el noble propósito de devolverle la sonrisa a quienes la perdieron.

Con igual presteza andan los cubanos por el mundo, tendiendo los puentes necesarios para salvar un planeta atormentado por la falta de humanidad, infestado de enfermedades curables.

Esta obra de gigantes nace en una isla que no por chica deja de ser inmensa, gracias a una nueva concepción del mundo, gracias a la filosofía del bien común, de la solidaridad y el amor entre los seres humanos.

Los huracanes son sólo pruebas impuestas por el destino y que necesitan una respuesta que devele quiénes somos realmente y hacia ahí vamos, con el alma y el corazón presto. Como dijo el poeta “quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”.

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