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Puertopadrense

Pocos saben quién es Wily

Pocos saben quién es Wily

Por: Julián Puig Hernández.

Se llama Williams Almarales Peña, pero en el barrio siempre le hemos dicho Wily. De niño tenía el genio natural para fabricar juguetes, hacer radios y escuchar la emisora local con una piedra prodigiosa que se aprensaba con una pieza de metal. Nos pasábamos horas oyendo con audífonos milagrosamente la música y la voz de los locutores que luego serían mis colegas.

Como el mar siempre nos quedó tan cerca y las películas de vikingos estaban de moda, con conchas de carey hacía escudos y de las cinchas de metal de los toneles de manteca fabricaba espadas que nos servían para protagonizar “cruentas batallas marinas” contra los muchachos del barrio vecino.

Ya Wily tiene 59 años y es jardinero, como lo fue su padre aunque no lo recuerda porque murió siendo él muy chico. Se hizo albañil primero y un día, sin ton ni son le ofrecieron esa plaza y ya hace cerca de veinte años que corta césped y acicala arbustos en el Parque Paco Cabrera.

Me llama la atención cómo desde las seis de la mañana, día por día, anda girando como el péndulo de un reloj, una guadaña que él mismo hiciera para su labor y sin lugar a dudas el Parque, su Parque, es el más bonito de Puerto Padre, no sólo por lo bien cuidado de las plantas, sino por la combinación de verdes y la magnificencia que ofrece ese frescor natural de los árboles siempre rejuvenecidos.

“Yo comencé en este trabajo como algo de ocasión, porque era albañil, pero me quedé como jardinero”, me dice sin dejar de mover la guadaña que empareja un césped crecido con el alimento de las últimas lluvias.

En sus años mozos, a Wily le gustaba tocar la guitarra y las hacía de manera artesanal, mirando las fotografías de los Fórmula V, Los Bravos, Los Mustang y tantas agrupaciones de moda en aquellos años. Tal vez no afinaban adecuadamente, pero se parecían muchísimo.

Es decir, que siempre fue artista, desde niño y todavía, cuando se piensa que ha dejado de ser aquel infante flacucho e inquieto que lideraba todas las contingencias propias de los muchachos.

Sin embargo, se lamenta de que la parte más difícil de su labor son los instrumentos para trabajar los cuales él mismo hace; pero se me ocurre que si algún día le dan alguno de producción industrial no tardará un minuto en que lo remodele y convierta en otro muy distinto y útil a la vez.

A las seis de la mañana ya está en su faena el artista, con la fresca porque si no lo agota mucho el sol. Antes había alguien que cubría sus vacaciones, pero ya no lo tiene, entonces muchas veces, deja su asueto y viene a trabajar para que no se le acumule la yerba en los canteros y sus derredores.

El parque es un espacio para el amor, para que los niños jueguen. Y su mejor estímulo es el público, los vecinos que siempre le brindan agua, café y todo cuanto le haga falta para que él continúe su faena.

Wily es un artista, porque ha logrado hacer del Parque Paco Cabrera el espacio donde se protagonizan importantes acontecimientos municipales y provinciales, pues el ambiente lo amerita, la belleza del lugar, detrás de lo cual están las prodigiosas manos del inagotable Wily.

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