El voleibol de playa
Por: Julián Puig Hernández.
En uno de los laterales del estadio de béisbol Hermanos Ameijeiras de Puerto Padre, se practica voleibol de playa, al amparo de la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), de Las Tunas y con especialistas aportados por ella.
Conversando con los dos entrenadores, Yoanki Serrano Rosell y Adolfo Soto Cuello, conocimos algunos pormenores de un trabajo que no sólo necesita tiempo, como todas las especialidades del deporte, sino de la observancia constante y casi obsesiva en busca de la excelencia.
Se trata de atletas en la etapa de adolescentes, que necesitan además disponer de paciencia por los exabruptos naturales de una edad compleja, pero ellos le imprimen el nivel necesario de tolerancia sin dejar espacio a la relajación de la disciplina.
La mayoría de sus pupilos no son puertopadrenses, sino de otros territorios de la provincia y por lo tanto fue preciso garantizarles el albergue necesario y la adecuada alimentación, a tono con las largas horas de entrenamiento agotador, pero reconfortante.
Debido al plan de estudios regulares, en la enseñanza secundaria, hacen sus ejercicios a partir de las cuatro de la tarde y no es desdeñable observarlos desarrollando habilidades casi hasta el anochecer, por eso conversar con los entrenadores requirió una cuota de paciencia nuestra.
Sin embargo eso nos propició observarlos hacer su trabajo, los juegos con el balón, los saltos en el llamado saque, los movimientos laterales, la colocación de las manos para dirigir la pelota hacia el destino deseado, la flexibilización de las piernas en busca, no sólo de equilibrio, sino también de ligereza y, algo sumamente importante, la concentración.
Desde la década de los noventa del pasado siglo se juega voleibol de playa en Puerto Padre, pero es ahora que se dispone de una academia de carácter provincial, debido a exigencias de tipo económicas, pero también estratégicas y por ello, razono, la mayoría de los atletas no son de la Villa Azul, cuestión que deberá revertirse en la medida en que vaya tomando cuerpo una disciplina tan apasionante.
Todo deporte, conscientemente practicado, con su cuota de pasión, garantiza un ser humano más pleno y mejor dispuesto para enfrentar los retos del futuro.
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