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Puertopadrense

El árbol, símbolo de vida

El árbol, símbolo de vida

Por: Julián Puig Hernández.

Si el árbol es símbolo de vida, la sequía es la contraparte que trata de imponer lo contrario. En un municipio como Puerto Padre, ubicado en una de las regiones caracterizadas en Cuba por la desmedida carencia de precipitaciones, se hace imprescindible disponer de recursos humanos capaces de hacer el milagro de preservar la vida a partir, sobre todo, del respeto a las exigencias del ecosistema.

En conversación con directivos de la Empresa Forestal, ubicada en el poblado de Vázquez, a unos veinte kilómetros al oeste de la Villa de los molinos, supimos que los ciento 43 trabajadores de esa entidad, se responsabilizan con un área superior a las 30 mil cuatrocientas hectáreas, ubicada en los cuatro puntos cardinales del territorio.

Covarrubias, al norte; La aguada, al oeste; El maduro, en el este, y Pimienta al sur, constituyen zonas caracterizadas por condiciones de clima, calidad de la tierra, existencia de agua y población humana, entre otras particularidades.

De esa totalidad de espacio, sólo 20 mil 500 hectáreas están reforestadas, porque existen en esa geografía, ríos, presas y esteros, donde  conviven elementos de la biodiversidad.

Para lograr el empeño de no dejar un pedazo sin floresta, no bastan estas mujeres y estos hombres que profesionalmente se empeñan en ello, sino que requieren el concurso de organizaciones sociales y económicas concienciadas con ese objetivo.

Es así como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que son las dos principales instituciones sociales con mayor membrecía, lideran junto con los sindicatos asociados a la Central de Trabajadores de Cuba, CTC, un importante movimiento de reforestación, no sólo sembrando árboles maderables y frutales, sino además creando los canteros populares para avivar ese empeño.

No podemos soslayar la contagiosa alegría de estudiantes de las distintas enseñanzas, pues son ellos los herederos no sólo de una cultura ecológica sino de preservar una actitud hacia la naturaleza porque eso perdurará de generación en generación.

Lo que se quiere es rescatar áreas y contribuir a mejorar el índice  boscoso del municipio y para eso es imprescindible que mujeres, hombres, jóvenes, niñas y niños, ancianas y ancianos tengan participación en una urgencia donde se manifiesta explícitamente nuestro derecho a la vida.

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