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Puertopadrense

Donde el amor reposa

Donde el amor reposa

Por: Julián Puig Hernández.

Colgado de un barranco / duerme mi pueblo blanco… dice el poeta en referencia a la última morada de los mortales.

En Puerto Padre el cementerio municipal tuvo sus antecedentes en otro que hubo en el barrio Boquerón, con dos enormes pinos en su puerta principal.

Este camposanto, con árboles frondosos, verdes y callados, dispone de un grupo de trabajadores que cada día se esfuerza por mantener vivas las tradiciones culturales cubanas, cuyo sustento está en el respeto por nuestros seres queridos.

Ser Sepulturero (hay seis) no es un trabajo tan rudo como pudiera parecer; se necesita esa cuota de sensibilidad humana tan imprescindible para una persona que debe comprender a otra, adentrarse en su dolor, y los Agentes de Seguridad (hay 10) son los responsables de resguardar no sólo el entorno de cada losa sino también todo lo que dentro de ellas hay.

El espacio que hoy ocupa va resultando insuficiente y se piensa en alternativas que hagan posible mejorar el servicio e incluso extenderlo, como es el caso de hacer un nuevo cementerio en la parte sur del municipio, en Delicias, que tiene una población bastante numerosa.

Esta inversión contribuirá a disminuir los costes del servicio, no sólo por el traslado de féretros sino, también, por los enseres que requieren los velatorios.

Desde el triunfo de la Revolución estas prestaciones han sido gratuitas; pero no es desdeñable la prudencia de imponer cuotas, aunque sean mínimas, con el propósito de sostener los gastos en que se incurren.

Cientos de familias, tenedoras de panteones, se benefician con la labor de estas personas que reciben remuneración estatal y recursos aportados por el gobierno local.

Otras tienen a sus difuntos en nichos construidos con el fondo de inversiones de la Unidad Presupuestada de Servicios Comunales. El celo por resguardar es patrimonio sagrado, se hereda de generación en generación; es un oficio de probada sensibilidad humana.

En las noches, cuando los grillos y los búhos lanzan su ruido tenebroso, y el viento emite un silbido por conducto de los árboles, hay ojos y corazones ecuánimes como centinelas donde el amor reposa.

 

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