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Puertopadrense

La barbarie de Barbados

La barbarie de Barbados Por: Julián Puig Hernández.

Éramos adolescentes y se puso de moda la práctica de la esgrima en Puerto Padre, pero inició el fenómeno por Delicias, el batey más emblemático del territorio.
Donde está hoy el Museo Polivalente Fernando García Grave de Peralta, situaron, junto con el área de ajedrez, las plataformas para la práctica de florete, sable y espada. La mayoría éramos estudiantes de la Secundaria Básica Salvador Cisneros Betancourt.
Corría la década del setenta del pasado siglo y existían muchas propuestas para la formación integral del hombre nuevo. Algunos optamos por las artes y aún de festival en festival nunca perdimos el contacto con nuestros compañeros de armas. Todo era muy hermoso.
Los más talentosos recibieron becas para la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) y se fueron a Santiago de Cuba, para finalmente formar parte del equipo nacional. El territorio Tunas-Puerto Padre disponía de excelentes atletas en esas disciplinas.
Nadie podía imaginar que aquellos jóvenes, cuyos pechos venían cargados de medallas, recibirían la muerte en un avión civil al explotar en pleno vuelo. Allí estaban nuestros amigos que durante interminables campeonatos con los locales, mejoraban día a día su capacidad como atletas.
Dos bombas estallaron con cálculo pérfido: la primera explosión obligaría a los pasajeros sobrevivientes a buscar refugio en un sitio de la nave donde detonó la segunda. Es dramático y triste, pero también indignante que por las calles de Miami caminen hoy los autores confesos de aquel vil asesinato: Orlando Bosch y Luís Posada Carriles, dos criminales que viven al amparo del amo que los entrenó.
El pueblo cubano todo se conmocionó, reina el luto y el dolor aún con el paso de los años, porque no se olvida tan abominable acto.
Los poderosos medios de comunicación de Estados Unidos trasmitieron la legitimidad de los autores por sus propias bocas, criminales manifiestos, y ahora esas declaraciones se quieren olvidar.
Un nuevo declarante aparece por estos días para corroborar lo que ahora se niega, pero ninguna cadena de televisión, que ocupan casi la totalidad del espectro noticioso del primer mundo, habla del asunto.
Francisco Antonio Chávez Abarca era uno de los principales eslabones de la conexión centroamericana, utilizada por el criminal Luis Posada Carriles, la Fundación Nacional Cubanoamericana y elementos que integran el denominado Consejo por la Libertad de Cuba y ha declarado, con absoluta claridad que Posada Carriles, invitado de honor en el congreso anual de la organización terrorista Alfa 66, celebrado este año, propuso retomar los planes de acciones violentas y paramilitares contra Cuba.
Tales acontecimientos tienen lugar en los Estados Unidos, donde dicen ser los paradigmas de la lucha contra el terrorismo.
El terrorista Francisco Chávez Abarca, detenido en Cuba, ha reconocido su propósito de atentar contra líderes del gobierno bolivariano y afectar la imagen de estos y declaró, además, los planes de causar disturbios y atacar a un partido político para responsabilizar a otro. Reveló que entre los fines de Posada Carriles sobresale la intención de hundir barcos de petróleo que viajan de Venezuela a La Habana.
Agregó que la Fundación Cubano Americana destina casi 100 millones de dólares a planes contra Venezuela, por considerarla sostén financiero de Cuba, Ecuador, Bolivia y Guatemala.
Desde que salió de prisión en 2007, tras cumplir una sanción por tráfico de autos robados, el detenido planeó realizar acciones contra Cuba y otros países del ALBA.
El detenido Chávez Abarca ha reconocido que fue reclutado como mercenario y entrenado personalmente por Posada Carriles, de quien recibió 2000 dólares por cada bomba que explotara en Cuba.
Añadió que Posada alardeaba que para cada acción contra Cuba tenía que pedir permiso a la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos y en una ocasión le aseguró que quien había interrumpido una de sus conversaciones era un oficial de la CIA que lo había telefoneado.
Cuando en 1997 el terrorista salvadoreño Raúl Ernesto León confesó su vínculo con la Fundación y Posada Carriles, este le orientó a Francisco Chávez Abarca asesinar a la familia de Cruz León. Ahora Chávez Abarca teme por la suerte de su esposa e hijos.
Además de reclutar a un salvadoreño y un guatemalteco que fueron apresados en Cuba, Chávez Abarca colocó bombas en la discoteca Aché, el hotel Meliá Cohíba y en el Comodoro, todo en Ciudad de la Habana, cuando se efectuaba un torneo internacional de ajedrez infantil al que asistían más de 40 niños.
¿Quién ahora puede asegurar que han cambiado, amén de los años, la sed de sangre inocente en estos refugiados del imperio?
¿Dónde están los argumentos para mantener tras las rejas a cinco heroicos cubanos que, luchando contra el terrorismo en las propias raíces del monstruo, han desenmascarado la verdadera naturaleza de organizaciones criminales en Estados Unidos?
¿Dónde está la justicia que exige el pueblo de Cuba por la voladura de un avión cubano donde viajaban nuestros deportistas, aquel 6 de octubre de 1976?

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