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La cima del cinismo

La cima del cinismo

Por: Julián Puig Hernández.

Un viejo chiste da cuenta de un señor que para justificar un ojo amoratado de una reyerta afirmó darle con la cara a un puño.

 

Durante uno de los intentos de Zelaya por retornar a su país, vía aérea,  fue culpado éste de la muerte de un manifestante, víctima de un disparo de las fuerzas opresoras.

 

Ahora al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Fría, se le acusa de crear un conflicto regional, de atizar la guerra, luego de las medidas defensivas anunciadas por él, como natural respuesta a la instauración de bases militares norteamericanas en suelo colombiano.

 

Los grandes medios de difusión al servicio de los planes occidentales dan total cobertura tergiversadora, a tal punto que la desinformación constituye, en suma, el resultado esperado.

 

Siete bases militares en suelo colombiano para luchar contra el narcotráfico, con un equipamiento digno de análisis por su capacidad de maniobra y tecnología de espionaje.

 

En Bolivia hubo también una manera parecida de enfrentar al narcotráfico, pero el gobierno de Evo Morales decidió prescindir de ellas y desde entonces ha sido más efectivo el objetivo porque en verdad las fuerzas norteamericanas acantonadas durante años allí muy poco hicieron en ese empeño.

 

El cuento nadie se lo cree y no es para menos. Ya no se puede cambiar oro por espejitos.

 

Las grandes tecnologías para el espionaje radiofónico y satelital permiten a la gran potencia enfilar sus objetivos desde cualquier dirección y con ello no sólo puede conocer las interioridades de los pueblos, sino además les posibilitan manejar a su antojo la opinión pública lacerando sus culturas tradicionales.

 

A corto plazo, sin dudas, pueden invadir cualquier territorio en poco tiempo; pero lo peor es la posibilidad que tendrán para, desde las tecnologías, tergiversar o trastocar las comunicaciones, incluso interpersonales, cuestión que pudiera dar al traste con un desarraigo de las tradiciones.

 

Pronunciarse en contra de todo este gatuno proyecto es un deber moral para cada mujer u hombre digno. Alzarse con Chávez es un compromiso ineludible para los que sueñan con un futuro de paz y armonía regional.

 

La invasión de los espacios radiofónicos o satelitales es, en la modernidad, la nueva manera de someter a los pueblos por cuanto influyen sensorialmente en las personas y les disminuyen su capacidad de pensar a favor de los intereses patrimoniales.

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