La magia de Teresa
Por: Julián Puig Hernández.
Una de las voces puertopadrenses, tanto en la poesía como en narrativa, que se mantiene en constante productividad es, sin dudas, Teresa Fonseca Valido, una mujer que comenzó a plasmar sus sueños en estas modalidades hace sólo ocho años.
Psicóloga de profesión, logra situarse entre las intelectuales que buscan en su propia espiritualidad el influjo que pudiera estarla alimentando desde latitudes impredecibles.
Es así como su nombre está en antologías cubanas, latinoamericanas y europeas, entre las que destacan Fábula del cántaro roto, Once poetas del puerto, Mi madre teje el humo de los días, Poesía cubana hoy, Árbol de rimas, Yo la peor de todas y Koellú latinoamericano.
Necesito en los cristales
descubrir tu permanencia
para seguir. Tu presencia
sabe conjurar vitrales
donde pintan los mortales
el veneno y la censura.
No me importa que sea dura
la coz de la indiferencia
como una cruz que tortura.
Sufre porque ama demasiado y sus situaciones son las que comúnmente pudieran sucederle a cualquier lector, pero ella lo hace desde una perspectiva desgarradora, aún cuando la sutileza de su verbo parezca edulcorante.
Empezó esta azarosa tarea siendo muy niña, en cuadernos escolares, dejando huellas muy íntimas, evidencias de primeros amores: sus padres, hermana y hermano, amigos, flores, fruto del alma.
Los golpes que no esperaba de la vida, en lugar de enjugárselos (tal vez quiso eso) prefirió escribirlos, para que el corazón se sacara las angustias y devino en obra magnífica, aún con las lágrimas de plataforma y el hincón en el costado.
Le gusta escuchar, más que hablar; no por oficio, sino por exigencias propias de su personalidad, pero su mirada va más allá de la epidermis, entra por los poros, en las venas y llega a las más recónditas interioridades.
Esa es la magia que atesoran los verdaderos poetas.
0 comentarios