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Puertopadrense

Entrevista con la sencillez

Entrevista con la sencillez

Por: Julián Puig Hernández.

 

Eberto Bernal Marín es un hombre sencillo, siempre lo fue, incluso mucho antes de ganarse el grado de Coronel del Ejército. Desde muy joven se incorporó a la lucha clandestina contra la tiranía de Fulgencio Batista y cuando sólo tenía diecinueve años, junto con otros compañeros, se fue a la Sierra del Escambray donde se estableció en un campamento rebelde.

Después de los naturales andares de guerrillero, de haber llegado a la Habana, bajo las órdenes del Comandante Ernesto Che Guevara, el cuatro de enero de 1959, estaba junto a sus compañeros de armas trabajando en la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, en el lugar llamado por El Caney de las Mercedes en la serranía del sur oriental cubano.

El se presentó allí con un grupo de compañeros, con Aleyda March, la esposa y convocó a hacer un trabajo. Nosotros estábamos dando pico y pala, una tarea sumamente difícil por las condiciones del terreno. Al menos yo no sabía que era una convocación a un Trabajo Voluntario, el primero que se hacía en Cuba y que yo pasaría a la historia por formar parte de este importante acontecimiento.Recuerda Eberto cómo se incorporó la tropa del Che, cuando el destacamento de Armando Acosta Cordero, del que formaba parte, se une a la fuerza que invadía del oriente al occidente. Yo no soy invasor, pero nuestra gente se une a la del Che en su paso por Sancti Espíritu y por eso formo parte de su columna ocho. En este municipio somos dos los que estábamos en la columna del Guerrillero Heroico, Tany Tamargo y yo.

Habla con una naturalidad que asombra, porque cuenta parte de su rico anecdotario con tranquilidad, sin poner grandilocuencia a los hechos, con pelos y señales, detalles que lo imbrican en la historia nacional por el lugar privilegiado que le ha tocado vivir. Cumplió órdenes, lo hizo con responsabilidad de buen soldado y detrás de sus ojos puede encontrarse una reserva de energía a la espera de nuevos empeños.

El día 23 de marzo de 1959 el Che nos mandó para la Ciénaga de Zapata, fuimos treinta combatientes para trabajar con unos ingenieros de cartografía de una parte holandesa y estuvimos allí siete meses y cinco días, en ese tiempo se perdió Raúl y fuimos a buscarlo, cuando Fidel iba a la zona nosotros servíamos de cobertura…Núñez Jiménez nos recoge en el libro En marcha con Fidel.

Es tanta la sencillez que al cabo de muchos años trabajando en el municipio de Puerto Padre, al frente de la Dirección de Combatientes de la Revolución Cubana que radica en las oficinas del gobierno en el territorio, es que se conocen estas interioridades y salieron en medio de la euforia por un aniversario más del Primer Trabajo Voluntario convocado por el Che. Contagiado por la alegría de una multitud se decidió a contar su experiencia y los ojos de no pocos se abrieron con especial asombro y no era para menos. Estaban frente a una fuente activa de incalculable valor.

Paralelo a sus labores sociales, de las que el Ejército Rebelde era partícipe, cumplía en la lucha contra bandidos y en el enfrentamiento de terroristas que procedentes de Estados Unidos llegaban a nuestras costas.

En la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos estuvimos casi dos años dando pico y pala, allí nos visitaba mucho también Fidel, Celia Sánchez y otros jefes nuestros; pero junto a estas funciones, nuestra tropa cumplía las acciones militares que le eran encomendadas. Fidel compartió con nosotros, nos mandó colchas porque hacía mucho frío, nos mandó también guantes de boxeo, guantes de pelota, porque teníamos que hacer equipos y esas cosas para nuestro entrenamiento y recreación. Allí estuve hasta que me mandaron para una escuela militar en la Habana.

Han pasado muchos años, sin embargo puede verse en él la lozanía de sus ideas, sueños que perduran amén del tiempo y la certeza de que, aún en medio de las circunstancias más extremas pueden alcanzarse grandes cosas.

Yo nunca había dicho de mi participación en el Primer Trabajo Voluntario convocado por el Che, dentro de mí siempre he tenido ese orgullo, pero puedo asegurarte que he estado en todos los que se han desarrollado desde entonces porque en mí el Trabajo Voluntario sí llegó para quedarse.

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