Hugo Chávez, el nuevo paradigma

Por: Julián Puig Hernández.

Cuando los hombres dejan de ser para sí, de manera espontánea, forman parte de la familia universal de nuevo tipo.

Nunca había tenido más vida Hugo Chávez que en estos tiempos después de su muerte. Ni él mismo imaginó la magnitud de su estatura.

Se entusiasmó tanto con su proyecto social, con el socialismo del Siglo 21, que trascendió mucho más allá de su tiempo sin proponérselo. Millones aún lo lloran y con ese llanto lo reviven en cada obra nueva sobre todo cuando de transformación humana se trata.

Muchos de los que le vilipendiaron, hoy miran con nuevos ojos su obra y están obligados a bajar la cerviz, porque la faena de grandes nunca pierde su magnitud cuando acapara el corazón de tantos.

Los que insisten en minimizarlo hacen mal porque se sumergen en una sinrazón que sólo los conduce a un fracaso sin freno.    

Maduro, el sucesor de sus ideales, se enfrenta ahora a una confrontación muy feroz, sobre todo porque, se sabe, la lucha de aquellos es por el poder y no por el bienestar de un pueblo que necesita y se merece un futuro mejor.

Pero no hay obra noble que carezca de adeptos ni parangón más rico que la sabia pura, tomada de la fuente primicia.

Lo que está por ver es si realmente ha muerto Hugo Chávez, y eso es lo que envilece más a los envilecidos y lo que conmueve a los que les hincaron el costillar cuando vieron el cuerpo en la cruz.

Ahora Chávez no es cuerpo, sino estandarte y son millones los que, con mano firme, lo mantienen bien alto.