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Puertopadrense

El delegado: el más cercano a su pueblo

El delegado: el más cercano a su pueblo

Por: Julián Puig Hernández.

En mi barrio se eligieron dos candidatos a delegados, ambos muy serios y comprometidos con su trabajo, gozan de gran prestigio y por eso, después de mencionar sus nombres, quienes los propusieron, exaltaron los valores morales de éstos.

Sin lugar a dudas se necesita mucha entereza en el empeño de fungir como delegado del Poder Popular: es el que más cerca está de los problemas de su entorno y tiene la honrosa misión de encontrar respuestas serias a problemas de cualquier magnitud.

El delegado no recibe remuneración alguna por su trabajo, el que realiza luego de cumplir con su función social en cualquier entidad y otras veces, dejando a un lado una montaña de problemas domésticos, que le son inherentes a su propia familia.

Cuando se acepta el reto ha de tenerse en cuenta toda esta problemática pues cambia la rutina de los días, se aprenden nuevos sortilegios para llevar a feliz término las exigencias de los pobladores de una comunidad, con intereses dispersos, pero también comunes.

Luego viene el reto de pertenecer a la Asamblea Municipal, donde debe rendir cuentas toda la nomenclatura del Consejo de la Administración, conformada por los empresarios y representantes de entidades estatales, muchas veces dados a las evasivas, respuestas a medias y es el espacio donde hay que exigir precisiones, responsabilidad. La Asamblea los pone, pero también en virtud de su incapacidad para asumir las respuestas, puede suspenderlos.

Con la ayuda de la comunidad, el delegado puede alcanzar muchos propósitos, sobre todo oyendo las iniciativas de sus conciudadanos, muy dados a dar solución patrimonial a sus necesidades más perentorias.

Tiene, antes de la Asamblea, al Consejo Popular, conformado de otros delegados que como él, satisfacen las demandas de un territorio dado en el municipio y que dispone de un jefe con un segundo con funciones profesionales. Ahí se cuece primero el asunto, pero no es escollo alguno para que se dilucide cualquier situación al nivel correspondiente.

Mucho empeño se necesita, horas de desvelo, sentido de lealtad y altruismo. Un delegado es fiel reflejo de un pueblo empeñado en mejorar el futuro.

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