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Puertopadrense

Los CDR en su Aniversario 51

Los CDR en su Aniversario 51

Por: Julián Puig Hernández.

Previo al aniversario 51 de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) se escuchó el tradicional jolgorio de los niños en la guardia pioneril. Con su uniforme escolar y provistos de todo de tipo de instrumentos musicales, se les pudo ver bailando conga alrededor de sus barrios. Para que se tenga una idea, los instrumentos musicales van desde una vieja cacerola hasta una guitarra de juguete y sin cuerdas.

Esta fiesta funciona como un proceso: primero la reunión de coordinación con el Grupo de Trabajo Comunitario, la guardia pioneril, luego a engalanar las calles con largas tiras de tela y papel, banderas, muñecos, etc. Se hace también una consulta con toda la membrecía para escuchar las iniciativas personales que le dan especial colorido al acontecimiento y también se recogen fondos para hacer la caldosa, comprar dulces y entregar regalos a los más destacados en las labores de limpieza y embellecimiento, cuota cederista, guardia revolucionaria, donaciones de sangre, recogida de materia prima, etc.

Casi por lo regular, las concentraciones para la fiesta se hacen en un lugar determinado y de acceso abierto, donde incluso los transeúntes pueden incorporarse como uno más de la comunidad.

Al calor de la inmensa olla donde bulle la caldosa, se reúnen los comunitarios y en una hora previamente acordada, se entona el himno nacional, leen un enunciado y se entregan diplomas, reconocimientos y regalos a los miembros de la organización que tienen un trabajo preponderante.

Es la ocasión, además, donde aparecen los poetas del barrio, los cantores, las niñas y los niños que hacen pasarelas, el animador que dice ocurrencias muy cómicas: es un momento inolvidable.

Este recorrido por el municipio es una suma de lo visto en cada espacio de regocijo y compromiso con los postulados de los CDR, amén de los detractores que nunca faltan y cultivan odio en lugar de virtud.

El barrio es la fragua del futuro, donde se reúnen todas las generaciones de la comunidad, el espacio para confraternizar, emanciparse, comunicar inquietudes, crecer ante los problemas, que no son pocos. Es el bastión sólido de la obra mayor.

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