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Puertopadrense

Luís Ramírez López, semilla fecunda

Luís Ramírez López, semilla fecunda

Por: Julián Puig Hernández.

Luís Ramírez López había nacido el 19 de mayo de 1944, en Guisa, Granma y fue llamado a las filas del Servicio Militar Obligatorio el 25 de mayo de 1965, tenía sólo veintiún años.

En virtud de su temperamento, disciplina y abnegación, fue designado a la Brigada de la Frontera Orden Antonio Maceo, un espacio que sólo le era fijado a los jóvenes que reunieran las características que él tenía.

La fatídica noche del 21 de mayo de 1966, a sólo 11 meses en el cumplimiento de su deber, un proyectil le atravesó el cuello y lo abatió al instante. Desde la base naval norteamericana de Guantánamo vinieron los disparos “Marines, hijos de puta, me han matado”, fueron sus últimas palabras.

Durante los primeros cinco meses de mil 966, cuando cayó asesinado el combatiente de la frontera Luis Ramírez López, desde la base naval de Guantánamo se habían realizado doscientos cuarenta y ocho disparos en setenta y nueve oportunidades.

Previo a este vil asesinato, los marines yanquis dispararon al obrero Rubén López Sabariego, al pescador Rodolfo Rosell Salas y al soldado puertopadrense Ramón López Peña: todos perdieron también su vida.

Cuando Luís fue asesinado cubría su turno de guardia en la Brigada de la Frontera en la casamata 65, instalada a 150 metros del límite este de la fortaleza norteamericana.

El portavoz del pentágono, cínicamente, trató de justificar lo ocurrido al alegar que el suceso se produjo dentro del perímetro de la Base Naval Norteamericana y expresó, entre otras falsedades, que el combatiente “traspasó la cerca que limitaba la Ilegal Base Naval y después huyó, razón por la cual un centinela de la infantería le provocó la muerte” ¡qué infamia!

No se hizo esperar la voz contundente y enérgica de nuestro pueblo por conducto del Comandante en jefe Fidel Castro Ruz, quien subrayó: “Nosotros no podemos caer en actos y provocaciones que no hemos realizado jamás y de los cuales sí hemos sido víctimas sistemáticamente durante años, y por otra parte, no vamos a abandonar la custodia de nuestro territorio".

Cinco días después 30 periodistas de 16 países visitaron la Brigada de la Frontera y allí conocieron lo relacionado con el homicidio y comprobaron la falsedad de las imputaciones al verificar que la sangre vertida por el combatiente todavía se apreciaba en la casamata donde resultara mortalmente herido.

Luís Ramírez López, como tantos, constituye una semilla fecunda que la historia pone en su justo lugar, como evidencia de la verdadera naturaleza del monstruo cruel que nos desprecia.

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