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La eterna II Declaración de la Habana

La eterna II Declaración de la Habana

Por: Julián Puig Hernández.

Era sólo del 4 de febrero de 1962 cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, leyó la II Declaración de la Habana. Los agoreros del imperio, entonces, ignoraban que estaban ante un profeta.

El recorrido testimonial de la historia contenido en el trascendental documento va, necesariamente, a la simiente del fenómeno y llega hasta nuestros tiempos, con la misma juventud de sus días de promulgación.

Nos habla de las causas, que siguen siendo las mismas, que hacen posible disponer de los conflictos contemporáneos: Millones de hombres obligados a trabajar por un salario de subsistencia produjeron con su esfuerzo los gigantescos capitales de los monopolios.

La nefasta cara de la naturaleza humana trae consigo, desde el inicio mismo de la explotación industrial, un desenfrenado camino hacia la misma desintegración del ser humano, contando para ello con la insaciable avaricia de unos pocos y el camino sin opción de muchos.

Pero las consecuencias que el Líder de la Revolución Cubana denuncia se mantienen con especial vigencia en nuestros días: ¿Qué hacer entonces con los grandes excedentes de capital que en cantidades mayores se iba acumulando? Invadir con ellos el mundo.

El maremagno que hoy sacude la economía mundial es la consecuencia de la acción inescrupulosa, irresponsable y vil de los países del primer mundo, que ponen en peligro la existencia del ser humano, por las nefastas agresiones al medio ambiente, el comercio desigual que genera hambre y pobreza.

La crisis general se inició a raíz de la Primera Guerra Mundial con la revolución de los obreros y campesinos, que derrocó al imperio zarista de Rusia e implantó, en dificilísimas condiciones de cerco y agresión capitalista, el primer Estado socialista del mundo, iniciando una nueva era en la historia de la humanidad. Desde entonces hasta nuestros días, la crisis y la descomposición del sistema imperialista se han acentuado incesantemente.

La II Declaración de la Habana, no es una denuncia de ayer, es la eterna denuncia a la desigualdad y violación de los principios de humanidad, que paradójicamente contribuirán a desaparecer a la propia humanidad.

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