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Puertopadrense

El Máximo Salvador

El Máximo Salvador

Por: Julián Puig Hernández.

 

Máximo Salvador Pérez González nació en la campiña y allí, junto a sus nueve hermanos, supo de la guitarra, la música, lo más hermoso de lo bello. Al llegar a Puerto Padre, siendo aún adolescente, continuó superándose, de la mano de prestigiosos maestros como Emiliano Salvador (padre), Luís Ignacio Díaz, Gerardo Corredera y Enrique Puente.

En la sangre trae a sus abuelos, Isidro González, que tocaba muy bien el tres de manera autodidacta, al igual que Juan Pérez González, el paterno, y por ese conducto se afianzó la prole de la que él es, sin dudas, el mejor exponente.

Cuenta que cierta vez el recién graduado de instructor de música, Argelio Puig, a mediados de la década del sesenta, lo observó desenvolverse y le sugirió  incorporarse a la academia, propuesta que aceptó.

No imaginó entonces que formaría parte, durante veinticinco años, de la Orquesta Embajadores del Ritmo, y que paralelo a ello grupos como Polvo y lluvia, La Esquina Famosa y Solymar también impactaran fuerte  en su establecimiento profesional.

Desde 1996 dirige su propio grupo, Origen, cuyo formato es muy funcional y le permite repertorios diversos, tanto en música autóctona como internacional.

En este largo trabajo ha cosechado cientos de arreglos musicales e igual número de composiciones, no todas inscriptas, según nos confiesa.

( P) : Eres una de las personalidades homenajeadas en la actual Semana de la Cultura, junto con Sandra Fernández, Gustavo Alonso y los 80 años de una orquesta que te ayudó en la formación profesional (Embajadores del Ritmo) ¿qué reflexiones merece esta deferencia?

Me tomó por sorpresa. Uno no trabaja para eso, sino por otra pasión; pero de todas formas lo agradezco y me compromete a seguir trabajando más. Yo siempre he laborado porque me gusta hacerlo, pero no para que se me halague por eso, pero si se me reconoce, mejor, y lo continuaré haciendo.

( P ) : ¿Cómo ves el desempeño actual de la música en Puerto Padre?

Te soy sincero, falta la Academia de música Ignacio Cervantes. Es increíble cómo a pesar de ello siguen apareciendo jóvenes talentos, pero con esa institución sería mucho mejor. Fue una mala decisión que se llevaran la Academia para la cabecera provincial, Las Tunas; ni siquiera sé si eso funciona allí. Aquí hay suficiente talento para fungir como profesores, creo que reabrirla sería una gran justicia y un reconocimiento tangible a la obra de los músicos puertopadrenses que han enaltecido al arte.

Es un hombre sencillo, de poco hablar y sus dedos corren por los trastes buscando sonido justo a tiempo exacto. No es ocioso decir que Máximo lleva un genio guardado en su fecunda cotidianidad.

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