Evo Morales, paladín de los pueblos indígenas

Por: Julián Puig Hernández.

 

Evo Morales tiene suficiente inteligencia, carisma y voluntad para dirigir a su pueblo, aún cuando algunos infautos, desde el año 2005 creyeron que su período presidencial no duraría un semestre.

Este incuestionable líder podrá ahora en el nuevo mandato (2010-2015) representando al Movimiento al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), continuar su importante proyecto social que hace de Bolivia un país auténticamente independiente.

Morales, de origen aimara, constituye un digno representante en la América Nuestra, porque en podios internacionales su discurso, sencillo, modesto pero vibrante ha tenido la repercusión necesaria como para suscitar reflexiones importantes relacionadas, entre otros asuntos, con el medio ambiente.

En sus cuatro años de gobierno con la aplicación de políticas de igualdad social equilibrio económico y de defensa de la Pachamama (Madre Tierra) lo han elevado a planos nacional, continental y hasta mundial.

En el primer año como presidente del Estado andino amazónico, sus opositores adoptaron medidas para desacreditarlo y continuar con las viejas costumbres dictatoriales y neoliberales y para ello utilizaron todo tipo de artilugios entre los que cuentan la campaña para desprestigiar las decisiones del Ejecutivo y después la exigencia de un referéndum revocatorio, cuyo resultado lo confirmó como jefe de estado.

Cuenta también el golpe cívico-prefectural con manifestaciones sumamente violentas en algunos departamentos y posteriormente un intento de asesinato por parte una banda de terroristas.

Sin embargo estas acciones no han sido más que un bumerán a su favor, porque sólo han contribuido a fortalecerlo mediante el apoyo cada vez mayor de distintos sectores de la sociedad boliviana.

La industrialización de las principales materias primas tradicionales que exportaba el país desde 1825, sin rédito significativo para su erario público, es un giro prudente a favor de la economía de su país, lo cual le permite aglutinar recursos para continuar las medidas de beneficio social.

Sin dudas Evo es merecedor del Premio Nóbel de la Paz y eso tendrá que analizarse con sentido común, pero tal distinción no siempre va a los verdaderos hacedores de los nuevos tiempos, sobre todo si tienen corte socialista en sus proyectos.