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La farsa y la imposición de los farsantes

La farsa y la imposición de los farsantes

Por: Julián Puig Hernández.

Miles de soldados, fuertemente provistos de armas, atemorizaron a los hondureños renuentes a asistir al embuste de la democracia. Otros, porras y fusiles en manos, ultrajaron a sus coterráneos en jornadas históricas para la dignidad de unos y tristes para las verdaderas aspiraciones del pueblo.

Los que ayer dieron largas a un asunto que no merecía espera, ahora observan frotándose las manos, el desempeño de sus esfuerzos de fondo. Ya se había advertido sobre los verdaderos autores de las atrocidades, pero los grandes medios, a sus servicios, sirvieron de cofrade a este bochorno.

Mientras Zelaya, en su cuartel de la embajada brasileña, denuncia  una y otra vez las razones de fondo, siete nuevas bases militares norteamericanas eran colocadas en Colombia. Todo como un reloj, respondiendo de manera meticulosa  los entramados de un plan sin escrúpulos.

La orquesta tiene cuerdas demasiado discordantes para que parezcan armónicas en esta pretensión de validez. La extrema derecha anticubana de Miami ha ido llamada por la fetidez y lo ha hecho con el indecoro que le  distingue. Mientras afuera fusiles y porras separaban los cuerpos de las almas, y la sangre andaba por las aceras, las cámaras divulgaban sus rostros, con la complacencia de los ogros satisfechos.

La historia contemporánea de América Latina tendrá que medirse o contarse con un meridiano: antes del golpe de estado en Honduras o después del golpe de estado en Honduras.

No puede permitirse ahora ni después esta bofetada, es preciso insistir en el camino de la paz, pero no desde la perspectiva filantrópica, sino a partir de la filosofía que impone prepararse para evitar la guerra. No es ocioso recordar que los cobardes atacan cuando su adversario tiene flancos débiles.

No se puede confiar en ellos ni un tantico así, ya nos lo dice la eterna voz del Guerrillero de América, quien no deja de cabalgar por los intrincados y difíciles caminos americanos…y un poco más allá.

Micheletti y quienes han urdido con él esta puñalada en la espalda, brindarán por el término a sus propósitos. Recibirán por ello el pago ignominioso y, tras el movimiento telúrico, vendrán otros acontecimientos que harán irresistible la supervivencia de los tiranos.

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