Por el Día de la Cultura Cubana
Por: Julián Puig Hernández.
Cuando el 20 de octubre de 1868, Perucho Figueredo escribió, montado en su caballo, el Himno Nacional, legó para las generaciones posteriores de cubanos un signo imperecedero.
Hoy, a ciento cuarenta años de aquella epopeya, los tiempos nos vislumbran el constante batallar en pos de la emancipación plena y, sobre los estribos, nos mantenemos para no dejarnos avasallar y ser fieles a los que, desde la manigua redentora, nos indicaron, con la punta del machete, la senda a seguir.
En la contemporaneidad, en que el imperialismo tiene ante sí un deslave económico sin precedentes, comprendemos ahora más que nunca la certeza de nuestro derrotero, sin el consumismo feroz empobrecedor de pueblos y sí con la antorcha para levantar, hasta el pedestal que merece, la humanidad; haciéndole digna la vida a todos por igual, negros y blancos, ricos y pobres, sin distinción por credo ni filosofías.
Los países del tercer mundo serán los encargados de sufrir, con mayor rigor, los excesos del capitalismo irresponsable, por ajustarse erróneamente a las recetas neoliberales que sólo sirven para expoliar en un marco legal sus economías.
Cuba tiene el ejemplo más elocuente de este sempiterno batallar en nuestros días, en que dos intensos huracanes parecieron crear el caldo de cultivo para doblegarnos y ha sido, sin embargo, el horno donde se fragua mejor el porvenir.
Así ha sido y es nuestra cultura, desde que Perucho, fiel al grito libertario de Céspedes, tuvo la misión semántica. Hoy más que nunca, recordamos a nuestro Héroe Nacional José Martí cuando dijo: Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de Los Andes.
0 comentarios