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La libertad que le imponen a René González

La libertad que le imponen a René González

Por: Julián Puig Hernández.

El próximo siete de octubre, se le dará a René González una libertad rara y sombría. La inmensa mayoría de los norteamericanos desconoce eso, pese a los inmensos medios de comunicación que ponen al ciudadano común en contacto con la noticia de manera inmediata.

Se le obliga a permanecer, no con su familia en Cuba, sino en Miami donde fue procesado en un juicio plagado de irregularidades hace trece años. No es hacer justicia, sino terror, como ha ocurrido desde el comienzo mismo de la farsa.

Un día antes de este acontecimiento, el seis de octubre, los cubanos estaremos de luto al recordar el abominable crimen de  Barbados, cuando un avión fue explosionado en pleno vuelo y perdieron la vida más de setenta personas.

En Miami están, gracias a la libertad y la democracia occidentales, los capos de la mafia que controlan la droga colombiana y mexicana preferida por el insaciable consumidor norteamericano, víctima de esas irresolutas prerrogativas que sus libertades le confieren.

También en ese majestuoso antro están los contrabandistas de seres humanos, cuyos “servicios” permiten que se opere desde Cuba, Bahamas y Estados Unidos, o Cuba, México y Estados Unidos. Todo calculado, burlando satélites y guardias costeras. Esos señores miamenses, cuando el cliente no paga, en el mejor de los casos puede quedar solo en un cayo lejano y olvidado de las geografías bahameñas o cualquier otro lugar; pero si el patrón de la embarcación anda de malas, le puede quebrar los brazos con un bate de béisbol y luego tirarlo al mar para que los tiburones hagan el resto.

Allí están todos juntos, de puro amor, con los más radicales, administrando todo cuanto se mueva y constituya ganancia rápida y subrepticia.

En ese lugar, obligatoriamente, deberá permanecer René González, un héroe que fue sentenciado por enfrentarse a esos problemas, luchar contra ellos y denunciarlos.

Por el frente de la casa donde estará obligado a vivir, pasará sin sonrojos Luís Posada Carriles, que fue el autor intelectual del avión explosionado en Barbados y de otras bombas en hoteles de la Habana. Este señor, que se ha propuesto ahora ser artista, tiene un rico historial terrorista y amigos en Miami tan influyentes que lograron sacarlo de la cárcel en Panamá gracias a un indulto presidencial. Los indultos también se compran en Miami.

A René se le vigilará hasta el cansancio y deberá cuidarse porque en esa populosa ciudad hay millones de armas legales y otro tanto ilegales, las que generalmente traen personas con las venas infestadas de droga.

Si allí no se es capaz de evitar el tiroteo de un niño contra su propia escuela, cómo hacerlo con mafiosos connotados.

No obstante, los cubanos dignos estarán pendientes de todo, y harán otro tanto esos grupos de amigos que en todos los continentes abren una brecha inmensa en el silencio que se cierne sobre este caso que mundialmente ya se le conoce como el de Los 5.

Tras las rejas, por la misma causa, estarán aún Antonio, Ramón, Fernando y Gerardo, coronados por un decoro sin paralelos en la historia. Eso es lo que no les perdonan: su intachable conducta.

Es así, la dignidad nos hace libres hasta en la jungla.

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