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“Después de Dios, los cubanos”

“Después de Dios, los cubanos”

Por: Raúl Martes González.

Haití es hoy una nación mucho más Angustiada. Las huellas de su prolongado estado de necesidades se han profundizado, y ella sola no puede con la enorme carga que les dejaron el terremoto de enero (7,2 grados), después los huracanes y para complicar la existencia de los haitianos apareció la epidemia del cólera.

En Naciones Unidas hubo discusión de distintas formas de ayudar con urgencia desde principios de año. Estados Unidos, por ejemplo, nombró enseguida dos padrinos del pueblo: William Clinton y George Bush, desaparecidos de pronto sin que nadie haya conocido lo hecho a favor del país caribeño; aunque primero llenó a Haití de barcos, helicópteros, aviones de guerra y marines.

También, el presidente Barack Obama firmó en julio pasado un paquete de asistencia económica para contribuir al restablecimiento; pero, la información sobre la ayuda propuesta circula todavía por la Casa Blanca, y quizá nunca salga de sus departamentos.

Más de dos millones de personas, entre ellas menores de edad, mujeres embarazadas y discapacitados viven en inseguras tiendas de campañas, y tratan a diario con qué sobrevivir, mientras esperan la asistencia prometida de las naciones industrializadas.

Sin embargo, si los ricos en dinero, alimentos, medicinas no están interesados en compartir por egoísmo, los pobres de América Latina, el Caribe y otras partes del planeta pueden ser acompañantes del pueblo haitiano en este tiempo tan difícil. A su lado se puede ir para la entrega de salud o tan solo de afecto, que sirven para fortalecer la vida y la esperanza. ¿Quién sabe hacer esto mejor que el pobre?

Cuba lo demuestra desde antes del terremoto de 7,2 grados en la escala de Richter, que devastó gran parte de la nación hermana. En las calles, afirman los viajeros que a muchos haitianos se les escucha decir: “después de Dios, los cubanos”; y no es por imprevisiones; cuenta el hecho real.

Allá en Puerto Príncipe, Mont Organisé, Capotillo, Nippes, Artibonite o en otras comunas, también subcomunas andan médicos, enfermeras, personal de higiene y epidemiología junto a otros especialistas y técnicos del sector de la salud, con muchas dificultades por los accesos, las alturas, pero vienen y van con su ayuda desinteresada, que es lo que necesita hoy el pueblo haitiano.

Si a Cuba no le reconocen el gesto, como hacen la gente de los grandes medios de comunicación, eso deja de ser interesante; pues a los cubanos junto a otros cooperantes les resulta atrayente laborar por la salud la educación de millones de personas necesitadas en el mundo, así lo ha manifestado en su Reflexión: El deber y la epidemia en Haití. De ahí que prefiera Andar que es la única forma de llegar a donde se le necesita.

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