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Puertopadrense

La mirada enigmática de un futuro miliciano

La mirada enigmática de un futuro miliciano

Por: Julián Puig Hernández.

Daniel Rodríguez Serrano tiene seis años y estudia en el seminternado Camilo Cienfuegos, de Puerto Padre. Es de los niños cuya mirada resulta siempre un enigma y observa con detenimiento a las personas, como en busca de algo más que figuras humanas en su derredor.

El pequeño no es hablador, prefiere contemplar los detalles, y por eso me ha confesado que cuando sea grande será miliciano.

Los antecedentes son muy simples: su tío, Enrique Martínez, durante los años luminosos y tensos del ataque mercenario por Playa Girón, fue movilizado para proteger la franja costera del norte oriental cubano.

Jejenes y mosquitos, los insectos más fastidiosos que viven en manglares, no fueron impedimentos para hacer las trincheras largas y curvas, con los consiguientes espacios donde fueron ubicadas las ametralladoras.
Se dormía poco en aquellas circunstancias porque los radios daban órdenes y pedían información, insistentemente. Todo eso lo escucha Daniel, con ojos despiertos y hermosos.

Un vecino, por su parte, estuvo en El Escambray, en el sur del centro cubano, enfrentándose a las bandas de contrarrevolucionarios que, financiados desde Estados Unidos, hacían todo tipo de sabotajes y asesinaban campesinos y maestros. Aún con aquella importante misión, fueron advertidos de que si era preciso, serían trasladados hacia el sur de la entonces provincia de Matanzas.

Mientras los que peinan canas hacen historias sobre lo ocurrido en el año 1961, Daniel observa, se imagina en aquellas circunstancias, con un fusil en las manos, a la espera del llamado o simplemente allí, como tantos cubanos valerosos.

En homenaje a los caídos aquel histórico 16 de Abril, se ha instaurado hoy como Día del Miliciano y este niño, como tantos otros, tiene esa peculiar manera de rendirles tributo.

También se le recuerda a los combatientes de la Fuerza Aérea el 17, y los tanguistas, el 18; pero Daniel quiere ser miliciano primero, porque luego podrá volar en un avión de combate o correrá dentro de un tanque blindado, enfrentándose a los agresores, como hizo Fidel cuando aniquiló el Buque Houston, uno de los que utilizaron los mercenarios para la invasión por Playa Girón.

Todo eso puede percibirse en la mirada enigmática de un futuro miliciano.

 

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