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Haití duele

Haití duele

Por: Julián Puig Hernández.

La experiencia haitiana dispone de matices que van mucho más allá de lo dicho hasta ahora, desde el punto de vista histórico, filosófico y humano. La magnitud de los acontecimientos van cobrando dimensiones en la misma medida en que siguen desempeñándose sucesos.

Esta pequeña isla del caribe tiene el mérito de haber materializado la primera revolución americana, mucho antes que Estados Unidos. Vieron con singular fuerza la necesidad de ser libres en medio del fervor de la metrópolis que pretendía adueñarse del mundo.

Sin embargo, tal vez por el racismo subcutáneo de los poderosos de siempre, su desarrollo no ha sido todo lo apuntado que debiera. No obstante, Haití sigue siendo lo que es: el ejemplo de independencia en el mundo. Pequeño, pero gigante.

En los tiempos contemporáneos el clima social se mantiene tenso por disímiles razones. Los huracanes, debido a su condición de isla, han tomado este derrotero y dejan allí su descarga violenta. Ellos, con ayudas bien contadas, se han sobrepuesto como han podido a estos continuados embates.

Cuba, moléstele a quien le moleste, es el país que dispone de un proyecto de colaboración sistemático y sustentable. Para ello, además, se involucran las organizaciones regionales de izquierda que han tomado especial fuerza en Nuestra América.

Ahora, en estos especiales tiempos de dolor, la tierra se sacude con un terremoto que abre el corazón de millones de personas en el universo. La Mayor de las Antillas, de inmediato, reforzó la asistencia hospitalaria con un grupo de profesionales de incuestionable valía, humana y de conocimiento médico. Cuba está allí hace muchos años, trabajando en condiciones de contingencia, conviviendo con la población humilde.

Duele que los principales medios, en su afán tremendista y de boom periodístico, hablen con imágenes y voces entrecortadas de profesionales de la comunicación del desastre, pero soslayan antecedentes porque pudieran dar al traste con un descubrimiento demasiado caro para las filosofías que han mutilado nuestro desarrollo social.

Millones de personas en el universo ignoran que esta pequeña isla es la más pobre del hemisferio, pero no saben además del esfuerzo regional por ayudar a los haitianos: países hermanos que, en medio de la incertidumbre económica y climática de la era actual, no han renunciado a la ayuda humanitaria.

Lo peor del suceso está en transcurso, con la llegada de miles de soldados norteamericanos para organizar el trabajo de ayuda y la inminente arribada de otros tantos que reforzarán a los primeros. Es sólo un apunte porque estos señores de la guerra tienen por norma no dejar espacios luego de aterrizar y eso también duele.

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